lunes, 18 de mayo de 2015

Museo Natural de El Salvador



A 10 minutos del centro de la capital, el Museo de Historia Natural de El Salvador, conocido también como Ecoparque Saburo Hirao, es un lugar de mucho interés educativo.

 Este parque se construyó en febrero de 1976 en la antigua finca La Gloria gracias a la donación de Industrias Unidas Salvadoreñas (IUSA), subsidiaria de la empresa japonesa Yotobo Co. El nombre Saburo Hirao se debe al gestor japonés que contribuyó con la donación.

 Hirao buscaba que la niñez salvadoreña tuviera un lugar de sano esparcimiento rodeado de naturaleza, por eso es que el parque se caracteriza por conservar más de 75 especies diferentes de árboles, jardines con cascadas y fuentes, varias con un marcado estilo oriental.

Dentro de sus 11 manzanas, esta locación alberga el Museo de Historia Natural de El Salvador (MUHNES), un lugar con una riqueza informativa sobre la biodiversidad cuscatleca y los hallazgos de fósiles en el país.

 El museo posee tres salas permanentes de exposición donde conocerá secretos de la naturaleza descubiertos por destacados biólogos y paleontólogos nacionales y extranjeros. Estas son:


1. Sala de Rocas y Minerales, donde observará la exhibición de diferentes tipos de rocas ígneas, sedimentarias y metamórficas; minerales como el ópalo rosado colectado en el departamento de Santa Ana y más.


2. Sala de Paleontología, la cual expone vestigios de criaturas que habitaron en El Salvador hace más de 10 millones de años. Encontrará fósiles y elementos sorprendentes: una réplica del cráneo de un tigre dientes de sable, molares de mastodonte, así como improntas de peces, ranas y hojas encontradas en rocas sedimentarias procedentes del departamento de San Vicente. También un molar de mastodonte encontrado por el David J. Guzmán a principios de 1900, en Ilobasco, departamento de Cabañas.


3. Sala de Ecosistemas donde se escenifican el bosque nebuloso (como el Parque Nacional Montecristo del departamento de Santa Ana), el bosque seco tropical (como el Parque Nacional San Diego, de Metapán, departamento de Santa Ana) y el sistema de manglares propios del ecosistema costero.

 También hallará colecciones referentes a la mastozoología, ornitología, herpetología, malacología y botánica. Incluso podrá consultar material didáctico, publicaciones y colecciones elaboradas por biólogos y paleontólogos en la biblioteca abierta a todo visitante.

 Acérquese a este sitio excepcional que resguarda incontables enseñanzas de El Salvador prehistórico.

 Directora: Lic. Eunice Echeverría
 Correo electrónico: eecheverria@cultura.gob.sv
 Teléfonos de contacto: (503) 2270-9228 / (503) 2270-1387
 Dirección: Parque Saburo Hirao, barrio San Jacinto, final de calle Los Viveros, Colonia Nicaragua, San Salvador El Salvador, Centroamérica


Días de servicio:

De martes a domingo

Horario: De 9:00 a.m. a 5:00 p.m.


Valor entrada: General (tarifa del parque) $ 0.57



Museo de la Ciudad , Santa Tecla



En junio del año 2000, un grupo de ciudadanos y ciudadanas convierten una iniciativa cultural en la Asociación Museo de la ciudad, e instalan el Museo de la Ciudad en Santa Tecla. Debido a la falta de apoyo de la municipalidad tecleña, se crea una alianza con la Microrregión El Bálsamo, con quienes se ha establecido un convenio de cooperación para la implementación de un Plan Estratégico de Cultura para la microrregión, que incluye la instalación de museos, procesos educativos y formativos en este territorio.

El trabajo de la Asociación ha consistido desde entonces en investigación, documentación y rescate de diversas manifestaciones culturales, así como la exposición y desarrollo de actividades educativas, dirigida especialmente a la juventud.
El Museo Municipal Tecleño es un espacio que descontextualiza la noción de ser una penitenciaria, transformando su lectura en una plataforma de construcción de conocimiento, identidad y memoria a través de alternativas de recreación, reflexión y expresión interactivas. Generando así, una relación mas orgánica entre el lugar y la persona para de construir las brechas entre la espacios culturales y la ciudadanía.
Santa Tecla es la ciudad cabecera del municipio homónimo y del departamento de La Libertad en El Salvador, tiene una extensión territorial de 112 km² y fue fundada el 8 de agosto de 1854, por decreto del presidente José María de San Martín con el nombre de Nueva San Salvador, con la intención de sustituir a la ciudad de San Salvador (que había sido gravemente dañada por un terremoto) como capital de la república.
 Posteriormente, en 1858, el gobierno abandonó el proyecto de trasladar la capital a Nueva San Salvador, esto no impidió el desarrollo de la nueva ciudad que se convirtió en una próspero centro de producción cafetalera, siendo actualmente una de las ciudades más desarrolladas del país.

 En 2003, el nombre de la ciudad fue legalmente cambiado a Santa Tecla, nombre con que ha sido conocida tradicionalmente. El cambio se oficializó a partir del 1 de enero de 2004.



Museo de Arte Popular





El Museo de Arte Popular de El Salvador, abre sus puertas a nuevos públicos a través de esta página, con el propósito de compartir la riqueza y singularidad del arte popular y las tradiciones de esta nación centroamericana.

Diversas expresiones del arte popular salvadoreño, producto de prácticas populares tradicionales o de expresiones artísticas emergentes, son las que el Museo de Arte Popular exhibe en sus instalaciones y en exposiciones itinerantes.

Como resultado de las actividades de investigación y conservación ha organizado más de 25 exhibiciones, algunas fuera del país, y ha logrado acumular una colección de más de 1,100 objetos y valiosos documentos.

En el año 2001 inauguró su sede en la ciudad de San Salvador, donde mantiene la exposición permanente dedicada al reconocido arte de la miniatura en barro de Ilobasco, denominada - Sala de la Miniatura Dominga Herrera – en honor a la insigne creadora de este arte; y otras tres salas donde organiza exposiciones temporales.

Por las formas innovadoras de trabajo y difusión desplegadas, artistas y artesanos populares han comenzado a salir del anonimato característico adquiriendo prominencia nacional, como es el caso de don Ángel Mendoza Alvarado,  destacado pintor, escultor y restaurador galardonado con el Premio Nacional de Cultura del año 2000.

Es así como el Museo contribuye al reconocimiento y valoración del arte popular y las tradiciones como componentes culturales fundamentales para el desarrollo integral de nuestra sociedad.

Nuestros Fundadores

El Museo de Arte Popular fue fundado por la asociación INICIATIVA PRO ARTE POPULAR (INAR), institución privada sin fines de lucro creada en 1997 por un grupo de profesionales salvadoreños unidos por el interés de documentar, estudiar y preservar las diferentes expresiones de las artes y tradiciones populares de El Salvador.

Misión de INAR

Su misión es encauzar a través del Museo y sus programas, la investigación, conservación y difusión del Arte Popular Salvadoreño, al mismo tiempo de fortalecer la promoción de artesanos y artistas, portadores de invaluables tradiciones y a aquellos creadores de nuevas expresiones artísticas. Todo ello con el fin de contribuir al conocimiento y la formación integral de los salvadoreños, y al interés de visitantes o estudiosos de otros países.

Sus actividades son financiadas por donaciones de instancias gubernamentales y no gubernamentales, el Programa de Transferencias de Fondos de la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la República. Empresas privadas, personas particulares, membrecías y por la realización de eventos especiales.


Estamos ubicados frente al parque de la Colonia Centroamérica, esquina opuesta a la Iglesa La Sagrada Familia.
Para los que viajan en vehículo, esta Colonia es de facil acceso entrando por la Calle Gabriela Mistral viniendo del Boulevard Los Héroes. A 20 mts. del cruce encontrará el triángulo a mano izquierda que lleva a la Calle Centroamérica. Siga esta calle rumbo poniente hasta el final del Parque. O si usted transita la Antigua Calle a San Antonio Abad, a la altura del Centro Comercial San Luis encontrará el restaurante La Galería, doble en esa esquina y siga este avenida hasta llegar al Parque.

Rutas de autobús: las 30A, 30B y 46 le llevan al Centro Comercial San Luis. Tome la Avenida San José que se encuentra entre el restaurante La Galería y Casa blanca, frente al centro comercial, y baje hasta el Parque.

Dirección: Avenida San José # 125, Colonia Centroamérica, San Salvador.

Teléfonos: (503) 2274-5154, 2274-1465



Museo el Tin Marin




El museo Tin Marín está ubicado en la ciudad de San Salvador, El Salvador. Es un espacio cultural dedicado a los niños que pretende transmitir conocimientos mediante un ambiente de diversión.1 Asimismo, intenta reforzar el contenido de los programas educativos de los centros escolares. Las instalaciones —ubicadas dentro del área del parque Cuscatlán— son administradas por la Asociación Museo de los Niños y comprenden 27 salas permanentes de exhibición. Fue inaugurado el año de 1999.
El Tin Marín Museo de los Niños contiene en aproximadamente 3 mil metros cuadrados de construcción y áreas verdes circundantes con un promedio de 25 diferentes exhibiciones interactivas, relacionadas con la ciencia y cultura, realizadas con diferente tecnología y sobre todo con mucha diversión para los niños. La capacidad total de la Sala de Exhibiciones es de 350 personas. Acá lo único prohibido es NO tocar.
Visita nuestras exhibiciones donde te convertirás en un piloto, un bombero o un reportero. También aprenderás a cuidar tu salud y  tu medio ambiente. Vivirás la emoción de un viaje por el cosmos en El Planetario y desafiarás el equilibrio en La Casa de la Gravedad.

 

Ven a disfrutar de  una experiencia única e inolvidable, porque en Tin Marín ¡Jugando se Aprende
Disfrute junto a su familia una visita por el Museo. Le garantizamos un espacio cultural y divertido donde obtendrá como beneficio un mejor diálogo con sus hijos, una  experiencia inolvidable y emocionante; a través de la experimentación y el juego.

El Museo fue concebido como una herramienta de apoyo a los colegios y escuelas de El Salvador. La visita escolar  ofrece a los maestros y alumnos la oportunidad de interactuar de manera diferente y de reforzar contenidos que están en la currícula escolar. A la vez, incentiva la creatividad del maestro y le proporciona herramientas para transmitir conocimientos de una forma divertida.




Museo el Ex Cuartel el Zapote




“El Zapote” es  para muchos un  sinónimo de imponencia, de doctrina militar, de guerra, pero ahora conserva entre sus amplios corredores, sus pisos antiguos, que se mantienen firmes desde 1828 y su imponente construcción, trozos de la historia salvadoreña.

 Ubicado en el Barrio San Jacinto, un punto estratégico de la ciudad porque desde ahí se observan edificaciones que un día fueron estructuras imponentes del Estado y que ahora son parte de la cultura, como el  Palacio Nacional, la Catedral y otros.

 Algunos cuentan que “la loma El Zapote” era la punta de una pirámide indígena, porque el lugar fue un asentamiento llamado Tunal Yucan y además durante la construcción de la estructura militar se encontraron vasijas y objetos precolombinos.

 Su nombre se lo dieron gracias a un extenso sembradío de zapotes de los terrenos, de los que solo sobreviven siete al paso del tiempo.

Sus instalaciones albergaron a la Escuela de Cabos y Sargentos, al Regimiento de Ametralladoras y Artillería y el último regimiento que habito sus edificios fue el Comando de Transmisiones de la Fuerza Armada, este ultimo entregó el cuartel en 2002 para su transformación.

 El entonces mayor del ejército, Ernesto García Rivera, recuerda bien el día en que el Ministerio de la Defensa les dio un mes para que montaran una exposición temporal del Museo de Historia Militar.

 “Empezamos a buscar en los cuarteles objetos que nos pudieran servir para la exposición, armas en desuso, restos de aparatos, archivos, documentos, todo lo que creímos que podía ser parte del patrimonio de la Fuerza Armada”, cuenta con anhelo García, director del museo.

 Poco a poco fueron reuniendo uniformes, gorras, pines y otros objetos, que guardaban aventuras y hazañas, que pertenecieron a las unidades que habían sido desmovilizadas por los Acuerdos de Paz.

 Las familias de algunos reconocidos militares contribuyeron a la tarea de reunir esos objetos de valor histórico, familiares del ex presidente José María Lemus donaron toda la colección de artículos militares que le acompañaron en su carrera y que hoy se exhiben al público.


El recorrido

Al entrar a la primera sala el visitante es recibido por la única e hipnotizante pintura del celebre escritor salvadoreño Salvador Salazar Arrúe, para muchos desconocido como pintor, obra de arte que le pertenecía a la familia Lemus. La obra que data de 1936, se titula Conquista de América y en ella están plasmados al lienzo, los más importantes acontecimientos del descubrimiento y las batallas libradas por los españoles y los indígenas en tierras americanas.
 Mientras se recorren sus pasillos y sus salas que un día fueron centros de planificaciones y estrategias se encuentran  cañones que se utilizaron en la primera guerra mundial o los tipos crops que sirvieron en la guerra contra Guatemala en 1906.
 Hay uno en particular que llama la atención, se desconoce el año exacto del que procede pero tiene marcada claramente la insignia de la corona española de la época de la conquista, como si el tiempo no hubiese pasado por el.
 El recorrido es envolvente, los objetos llevan al lugar y al momento en que sucedieron los hechos históricos, las armas que un día se utilizaron en innumerables batallas, ahora descansan y esperan ser admiradas.
 Ahí se encuentra la silla en la que fue ejecutado Gerardo Barrios, la historia de los militares célebres como Juan Manuel Arce, Domingo Monterrosa y otros. Los distintos uniformes militares, actas, acuerdos y planificaciones de gestas militares.
 Los honores no son sólo para los militares antiguos, hay una sala especial en la que la institución castrense reconoce a los “Héroes del Batallón Cuscatlan”, al soldado Natividad Méndez Ramos, primer efectivo que murió en el cumplimiento de su labor en Irak en 2004.

“El Zapote” no solo es el Museo de Historia Militar todos los días en las mañanas y en las tardes su plaza central recibe a cientos de salvadoreños que llegan atraídos por la seguridad del lugar, para hacer actividades físicas, otros llegan para contemplar la vista desde la plaza a los próceres y retratar el paisaje.

 El museo es apoyado por la Academia de Historia Militar, una entidad no gubernamental formada por un grupo militares activos y retirados, quienes se encargan de captar fondos para el mantenimiento de la colección.

Gracias a que las instalaciones son administradas por los militares conserva su disciplinada doctrina, está abierto los 365 días del año, de 8:00 am. a 5:00 pm. y la entrada es gratis para toda la población salvadoreña.

Dentro del museo se encuentra un modelo de avión de combate, los camiones de traslado de tropas y hasta el Papamóvil, en el cual se trasladó a Juan Pablo II desde el aeropuerto de Ilopango hasta el sitio donde ofreció la misa.

 Visitar “El Zapote” es recorrer la historia militar de El Salvador, una historia marcada por la disciplina castrense.




Museo de Aviación




Ubicado en el antiguo Aeropuerto de Ilopango, el museo nacional de aviación traza más de 70 años de historia de la aviación en El Salvador. El museo está enfocado en la Fuerza Aérea y en los servicios que esa institución le ha prestado al país. El museo cuenta con una colección de aviones, motores, armas y documentos históricos verdaderamente impresionantes. Sin embargo, algunos de estos objetos así como la infraestructura del museo se encuentran en un evidente estado de deterioro. El museo tiene un potencial enorme y sería una lastima que continúe olvidado y descuidado.

En el museo se encuentran varios artículos con un alto valor histórico que ayudan a entender la historia de la aviación nacional así como el rol que ha jugado la Fuerza Aérea en el país. El primer elemento histórico que se observa al entrar al recinto es el mismo museo ya que éste está situado en el edificio del antiguo Aeropuerto de Ilopango. Este fue el aeropuerto internacional de El Salvador,  y también el lugar donde aterrizó el Papa Juan Pablo II en su visita al país en 1983. En el museo hay varias salas y una exposición de aeronaves. En las salas pueden apreciarse: fotografías históricas, recortes de periódicos y diversos artículos utilizados en la aviación civil y militar. Entre esos artículos podemos encontrar los uniformes utilizados por la Fuerza Aérea desde su fundación, armamento de diversas épocas,  y condecoraciones hechas a la Fuerza Aérea. Hay también una impresionante colección de aeronaves de combate, transporte y entrenamiento. A pesar que la mayoría de éstas están al aire libre y solo se pueden ver, hay un helicóptero y la cabina de una aeronave a la cual los visitantes se pueden subir.

A pesar de la excelente colección que tienen, la experiencia de una visita no es muy enriquecedora debido al estado de deterioro en que se encuentra el museo y la falta de guías que puedan explicar en detalle los artículos en las salas. La página web de la Fuerza Aérea detalla los horarios de visita y lo que la visita incluye. Sin embargo, cuando visité el museo (en las horas anunciadas), no hubo ningún guía que me diera el recorrido. A pesar que hay una breve explicación junto a cada artículo, son insuficientes y hay algunas explicaciones que se han caído. En algunas salas la falta de iluminación no permite que se puedan apreciar bien las explicaciones ni los artículos que son mostrados.


El museo tiene un gran potencial para educar a los salvadoreños sobre la historia de nuestra aviación. Es una lástima que no se le dé el cuidado y atención que merece.








Museo de MARTE



El edificio y los monumentos

El edificio que alberga el museo tiene un área de 2,275 metros cuadrados. Fue diseñado por el arquitecto salvadoreño Salvador Choussy (1947) y construido en un terreno de 6,520 metros cuadrados. Comprende salas de exhibición y áreas administrativas, depósito de obras, talleres y espacios complementarios, entre los que se cuenta una sala de proyecciones. En 2007 el museo amplió sus instalaciones al construir el salón de usos múltiples Ernesto Álvarez Córdova y una nueva sala de exhibición.

En la actualidad, el edificio comprende un área construida de 2,968 metros cuadrados, de la cual 1,208 metros cuadrados se utilizan para las exhibiciones, distribuidos en cinco salas. Tres de ellas están destinadas a la muestra permanente de arte salvadoreño (Gran Sala, Sala 3 y Sala 4) y las dos restantes a las exhibiciones temporales, complementadas con espacios alternativos.

Las áreas de exhibición son:
•Gran Sala: 372 m2
•Sala 1: 192 m2.
•Sala 2: 152 m2
•Sala 3: 152 m2
•Sala 4: 184m2
•Espacios alternativos: 156 m2.

 MONUMENTO A LA REVOLUCIÓN

Uno de los grandes logros del diseño fue integrar la nueva edificación al Monumento a la Revolución diseñado por los arquitectos Óscar Reyes y Kurt Schulze. Este es un conjunto artístico arquitectónico edificado en los años cincuenta que incluye un mural  y una escultura monumental. Los trabajos preliminares: proyecto, localización y transporte de la piedra, entrenamiento del personal, etc., comenzaron en el año de 1954.

Monumento a la Revolución: El mural es un mosaico en piedra que  representa la libertad, la cual es simbolizada por un hombre desnudo mirando hacia arriba y con los brazos levantados. Esta figura es conocida popularmente como “El Chulón” y constituye un punto de referencia urbana. Las piedras que forman el mosaico son de colores naturales y fueron recolectadas a lo largo del territorio nacional. El diseño y realización de la obra estuvo a cargo del artista mexicano Claudio Cevallos y de la artista salvadoreña Violeta Bonilla (1924-1999).

Esta obra fue inaugurada por el Presidente de la República Coronel Óscar Osorio el 14 de diciembre de 1955.

 MONUMENTO A LA CONSTITUCIÓN

Alegoría a la Constitución de 1950 o Monumento a la Libertad: La escultura monumental, tallada directamente en piedra, esta compuesta por nueve figuras: un obrero, una madre que sostiene en brazos a su hijo, la figura de una niña, dos figuras femeninas, una de ellas parcialmente cubierta por un soldado, el cual sostiene su fusil apuntando hacia abajo, en actitud pacífica. En la parte posterior destaca la figura de una mujer que sujeta la constitución de 1950. Todas estas figuras sostienen una mujer desnuda, cubierta con la bandera de El Salvador, que corona la escultura. La obra, fechada en 1956, fue realizada por el artista costarricense nacionalizado mexicano Francisco Zúñiga (1912-1998), quien es considerado uno de los más importantes escultores latinoamericanos y cuya obra se encuentra en diversos museos y ciudades del mundo.



El Museo gracias a donación de la Fundación Zúñiga Laborde cuenta con los bocetos y planos del Monumento. La donación incluía también dibujos realizados por el artista durante su estadía en El Salvador y una escultura.


Museo Arqueológico San Andres



El sitio arqueológico San Andrés tomó su nombre de la antigua hacienda en donde se encontraba. Como propietaria de la hacienda San Andrés, la familia Dueñas generosamente avalaba el acceso al sitio a sucesivas generaciones de investigadores, partiendo de 1940 con el primer proyecto en el sitio, liderado por John Dimick. Incluso cuando la zona monumental del sitio empezaba a ser visitada por turistas en los año setenta, los Dueñas permitían el uso del lugar como un parque incipiente manejado por el Departamento de Arqueología de la Administración del Patrimonio Cultural (antecesor de CON-CULTURA), con nuevas investigaciones dirigidas por Stanley Boggs, Jorge Mejía y Richard Crane.

Al igual que los demás latifundios de El Salvador, la hacienda San Andrés fue intervenida por el Gobierno bajo la Ley de Reforma Agraria de 1980. El Biólogo Francisco Serrano tuvo la idea verdaderamente brillante de utilizar una cláusula de la Ley de Reforma Agraria para proteger recursos naturales y culturales, ya que ésta daba lugar a que el Gobierno se reservara áreas de interés nacional dentro de las haciendas intervenidas antes de entregar las propiedades a cooperativas. En 1981, Serrano trabajó junto con el Arqueólogo Stanley Boggs para identificar varios sitios arqueológicos dentro de las haciendas, y resultó ser factible “reservar” porciones de tres sitios para futuros parques: San Andrés, Cara Sucia y Quelepa. El subalterno de Boggs, Manuel López, hizo los reconocimientos de campo que fueron necesarios - un trabajo difícil y arriesgado por la situación violenta que se vivía en ese entonces.

La propuesta de reserva para San Andrés originalmente abarcaba alrededor de 120 manzanas (84 hectáreas), incluyendo la zona monumental y algunos montículos esparcidos, además de una buena muestra de la vasta zona residencial del sitio. Esta área representada solo el 4% del área total de la hacienda, por lo cual la reserva no hubiera tenido un impacto papable para la nueva cooperativa de San Andrés. No obstante, la propuesta de Boggs y Serrano fue reducida en mitad por una burócrata de aquella época. La zona finalmente reservada mide 54 manzanas (38 hectáreas). El Departamento de Arqueología cercó el área y utilizó una casa (situada en la zona monumental) para museo de sitio y bodega de mantenimiento, y así nació formalmente el Parque Arqueológico San Andrés.

En 1987, el Patronato Pro-Patrimonio Cultural propuso un proyecto para mejorar el parque, centrado en un nuevo museo ubicado completamente fuera de la zona monumental, con estacionamiento y un sendero interpretativo para acceder a las estructuras prehispánicas. Se proponía que el museo fuera similar en arquitectura a los antiguos cascos (casonas) de hacienda con salas dispuestas alrededor de un patio interno, y construido con paredes gruesas de adobe y techos altos, muy apropiados para el clima caluroso del lugar. Esta primera propuesta no prosperó. En 1995, el Patronato retomó este proyecto y había receptividad de parte de la nueva institución cultural de Gobierno, CON CULTURA. La propuesta original para el museo, basada en arquitectura tradicional que muchos consideran como agradable y apropiada para el clima, además de económica, fue descartada y reemplazada por un diseño modernista con grandes planos horizontales.


En las excavaciones de sondeo realizadas en 1995 en preparación para el nuevo museo, fue localizado por Paul Amaroli un obraje de añil colonial, sepultado por la erupción de El Playón en noviembre de 1658 (puede encontrarse más información sobre esta erupción en la sección sobre Joya de Cerén). Este es el obraje colonial mejor conservado que se conoce en toda la región, y, gracias a las condiciones anaeróbicas presentadas por las capas “selladas” de lodo de origen volcánico, conservaba objetos de madera. En 1996-1997, se realizaron excavaciones en la pirámide principal (Estructura 5, conocida como "La Campana") y su entorno, las cuales fueron dirigidas por Christopher Begley, con la participación de Jeb Cardó y Roberto Gallardo.




Museo Arqueológico Joya de Cerén



Joya de Cerén es un sitio precolombino de El Salvador situado en las proximidades de San Juan Opico y Las Flores, en el departamento de La Libertad, en la región cent occidental de El Salvador. Estuvo habitado al menos desde el año 400 por un pueblo agrícola tributario de San Andrés y fue abandonado alrededor del año 600 a causa de la erupción de la Laguna Caldera. El sitio permite apreciar la vida cotidiana de un pueblo maya agricultor de hace 1.400 años (siglo VII), el único conocido en El Salvador.

Es uno de los sitios arqueológicos más importantes de Meso américa porque muestra cómo era la vida de la gente común y corriente. Por eso se le llama a menudo la Pompeya de América, en comparación con el sitio arqueológico de Pompeya, localizado en Italia.

En 1993, Joya de Cerén fue declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco
Las casas de los pobladores de Joya de Cerén están formadas por 3 estructuras separadas: los dormitorios, la cocina (en donde se han desenterrado cuchillas, piedras de moler, vasijas con restos de comida (frijoles, cacao y chilles), platos de barro, entre otros) y la bodega; y pueden tener una cuarta estructura (ya sea: taller, temazcal, etc.). Las casas tenían sus terrenos de cultivo y en algunos casos estaban limitadas por un cerco de madera.

Las estructuras religiosas son la estructura 10 (con función posiblemente religiosa como una cofradía) y la estructura 12 (la casa del shaman o líder religioso del sitio). Las estructuras políticas son: la estructura 3 (la estructura más grande de Joya de Cerén) que está unida a través de una plaza con la estructura 13.
Alrededor del año 250 las grandes partes de la zona central y oeste de El Salvador fue soterrada bajo densas capas de ceniza provenientes del volcán Ilopango. El área fue abandonada y la evolución cultural del período preclásico tardío maya fue interrumpida por muchos siglos hasta que la ceniza se convirtió en suelo fértil.

El restablecimiento no comenzó sino hasta alrededor del año 400. El asentamiento de Joya de Cerén fue fundado antes de finalizar el siglo VI.

No mucho después, alrededor del año 600, Joya de Cerén fue destruida por la erupción de Loma Caldera, situado a menos de 1 km del asentamiento. Aunque la erupción afectó solamente unos 5 km², ésta enterró la aldea bajo 14 capas de ceniza la cual cayó en varias oleadas a temperaturas que oscilaban entre 100 y 500 °C,2 protegiéndola contra los elementos. Se cree que los aldeanos lograron huir a tiempo, porque no se ha encontrado ningún cuerpo. Dejando atrás los utensilios, cerámica, y alimentos.

El sitio fue descubierto en 1976 cuando se preparaba el terreno para construir silos para el Instituto Regulador de Abastecimientos (I.R.A.). Se realizó el primer análisis en 1978 y 1980 por el Dr. Payson Sheets, profesor de antropología de la Universidad de Colorado en Boulder, Estados Unidos.

Los trabajos de excavación fueron interrumpidos por la Guerra Civil de El Salvador pero fueron retomados en 1989 hasta 1996.

Se han excavado 10 estructuras, habiendo otras más aún soterradas. Aún se desconocen los límites del sitio, pues en la actualidad se continúa la prospección arqueológica.

El nuevo poblado de Joya de Cerén, situado a menos de un kilómetro de distancia de las estructuras descubiertas, está conformado en su mayoría por campesinos que cultivan sus propias parcelas, utilizando casi las mismas técnicas rudimentarias de los antiguos habitantes del destruido pueblo de Joya de Cerén. En la actualidad dichos habitantes se han convertido en grandes colaboradores de las excavaciones y en la conservación del sitio.



Museo Arqueológico Tazumal


Situado en el corazón del municipio de Chalchuapa, en el departamento de Santa Ana, a tan solo 80 kilómetros de la ciudad capital de San Salvador.

Tazumal es un sitio singular que destaca las huellas dela civilización indígena que dominó nuestro país antes de la era colonial, su significado “lugar donde se consumen almas” en lengua nahua-quiché. Su primera referencia data del año 1892, registrado formalmente en 1940 por Stanley Boggs, quien tuvo la oportunidad de identificar 13 estructuras.

Dentro de su estructura de 24 metros de altura, se encontraron tumbas con más de 116 vasijas, joyería de jade, espejos de pirita de hierro, artefactos de juego de pelota y cerámica con forma de lagartos.

En Tazumal se halla también la “Piedra de Las Victorias”, la cual es un monolito de influencia olmeca, que presenta cuatro petrograbados distintos en sus cuatro lados y pertenece al año 700 a.C.

Esta zona está dentro del área arqueológica occidental con una superficie aproximada es de 10 km cuadrados; y donde también se localizan otros lugares de igual riqueza histórica como Casa Blanca, El Trapiche y zonas aledañas.

Este sitio comprende una serie de estructuras que fueron el escenario de un importante y sofisticado asentamiento maya que existió alrededor de los años 100 a 1200 d.C. el cual estuvo relacionado con Copán y con grandes influencias teotihuacana y tolteca.
Dentro de estas arquitecturas se localizaron sistemas de drenaje de aguas, tumbas, un juego de pelota, pirámides y templos que quedaron en completo abandono en el año 1,200 d.C.

La construcción es al estilo maya sudoriental elaborada con piedra y barro al que recubrieron con un repello de barro. Como trabajos de restauración fue que en los años cuarenta recubrieron las estructuras con cemento.

Con el pasar del tiempo las pirámides han estado expuestas a las inclemencias del tiempo que han obligado a las autoridades a cuidar con mayor celo las estructuras que han estado en riesgo de derrumbarse. Tal fue el caso del año 2004, cuando una parte de las estructura #2 se derrumbó y motivó a que se iniciaran excavaciones que solo confirmaron la pertenencia de este sitio al Imperio Tolteca.
El museo “Stanley Boggs”

Fundado el 16 de abril de 1952, este rincón arqueológico expone un panorama que detalla la ocupación de las culturas que se asentaron en la actual zona arqueológica de Chalchuapa, así como su desarrollo en el tiempo.

Como parte de estas temáticas, se destacan las primeras excavaciones que se realizaron en la zona y que permitieron descubrir más sobre la vida indígena del período Clásico y Posclásico.

La exhibición incluye vasijas de barro, orejeras, pendientes, collares, espejos, anillos, hachas de jadeíta, yugos, pirita labrada, perlas y otros utensilios encontrados.

Verá asimismo una de las esculturas más importantes: la Estela de Tazumal con 2.65 metros de altura y 1.16 de ancho. En ella se plasmó un personaje con ricos atuendos sosteniendo un cetro. Esta escultura que fue encontrada por el historiador Santiago I. Barberena en 1892 y trasladada al Museo Nacional.

Cómo llegar a Tazumal
Desde San Salvador, capital de El Salvador, se conduce 85 kilómetros buscando la frontera hacia Guatemala por la CA1. Luego de pasar por Santa Ana se continúa hasta Chalchuapa en cuya carretera encontrará claras y visibles señalizaciones hasta el sitio arqueológico.

Si viaja desde Guatemala al Salvador debe tomar la frontera Las Chinamas por la CA8 y de esta manera alcanzará Ahuachapán y luego Chalchuapa hasta llegar hasta el sitio arqueológico.


Siendo un destino turístico famoso y muy visitado encontrará que la ruta está bien señalizada y es fácil llegar al lugar. Todos los accesos están debidamente pavimentados y en buen estado